jueves, 7 de agosto de 2014

Relato: Pelirroja Parte 6


- No. De ninguna manera. No pienso hacerlo.
- Venga, Flechas, no lo hagas más difícil. Te lo estoy pidiendo como un favor.
- No voy a ceder, Sincara. Prefiero salir en una misión con Gea como única compañera que acompañar a esa loca acosadora. Me da cosa, no se me despega para nada y más de una vez la he sorprendido mirándome fijamente –sentenció M.- Da MUY mal rollo.
- También nos molesta a los demás, ¿sabes? Por eso quiero que te la lleves cuanto antes. Está aterrorizada y no quiere volver a casa si no eres tú quien la acompaña.
- ¿Y no se te ha ocurrido pedirle a V que haga alguna de sus cosas raras y tranquilice un poco a la mortal? Porque para vigilar a Gea no hace falta mucho esfuerzo, y le vendrá bien hacer un poco menos el vago.
- … La verdad es que ni se me ha pasado por la cabeza. Sus resultados han sido tan catastróficos que no merece la pena.
- Me importa una mierda lo que pienses –dijo M- ¡CLARA! ¡SAL DE DÓNDE QUIERA QUE TE HAYAS ESCONDIDO Y ACOMPÁÑAME!
Sincara suspiró aliviado cuando M salió dando zancadas. Que se comiera el marrón otro, él se iba a descansar un rato… Dichosos mortales, eran un dolor de cabeza.

……………………………………………………….
Una suave música resonaba por los pasillos, invitando a la calma y la quietud… Hasta que llegó M, pateando todas las puertas y llamando a V a grito pelado, seguida de una perpleja Clara. Una puerta se abrió y salió V bostezando.
- Gritona, ya sé que te faltan algunos tornillos, pero resulta que la gente cuerda necesita dormir.
- ¿Dormir? ¿Tú no eras la niñera de Gea? Tendrías que estar vigilándola.
- Está muy entretenida montando cachivaches. Lleva días en su taller hablando con un puñado de piezas metálicas y cables. Da un poquito de mal rollo, incluso siendo Gea.
- Hablando de mal rollo, –sonrió M señalando a Clara- esta es Clara. Obviemos lo poco importante, cómo “OH, JODER, SE HA COLADO UNA MORTAL” y pasemos a lo que nos interesa: quiero que le metas en esa cabecita de acosadora que no corre peligro, que puede ir a casa solita y que me deje de mirar como un jodido cordero degollado. Ah, y ni se te ocurra negarte o le contaré a la pelirroja lo productivo que eres.
V murmuró una palabrota y miró a Clara. El primer minuto transcurrió sin contratiempos, pero de repente, V hizo algo que M no le había visto hacer nunca. Se puso blanco como la tiza, miró a M aterrado y salió huyendo.
- ¡Serás…! ¡Vuelve, imbécil! –le chilló M, corriendo tras él.
- ¡JAMÁS! –se oyó a lo lejos.
Clara esperó unos segundos, se encogió de hombros y siguió a M.

……………………………………………………….

¿En qué habitación estaba Gea? Joder, ese sitio era un laberinto. Debía encontrar a Gea antes de que M le pillara y le obligara a enfrentarse a Clara otra vez. Y no pensaba meterse en la cabeza de esa loca nunca más. La mente de Gea parecía ordenada a su lado, y eso era difícil. A la décima puerta que abrió pudo ver a Gea, sentada en el suelo y hablándole en susurros a su mano.
Pero antes de que pudiera hacer algo, una M furiosa le placó por detrás. Rodaron por el suelo, forcejeando sin parar.
- No pienso meterme en el coco de esa chiflada –jadeó V, levantándose a duras penas.
- ¿No querías practicar?
- Sí, pero sin perder la cabeza en el intento.
- Joder, que está obsesionada conmigo, por favor.
- Ya lo he visto, ya. Pero con una desequilibrada me basta y me sobra, gracias.
Miraron a Gea. Parecía totalmente ajena al asunto, trasteando con unos Cubos portátiles a medio hacer. No se parecía a la Gea fuera de control que electrocutaba a todo bicho viviente…
- Vaya, cuantos cacharritos electrónicos. Yo pensaba que os iba más la magia –jadeó Clara desde la puerta. - Y cómo corréis, parecéis galgos.
- ¡CLARA! ¡¿QUÉ TE HE DICHO SOBRE SEGUIRME SIN PERMISO?!
- Que no te gusta, sí, pesada –gimoteó Clara poniendo pucheros. - Me dejaste sola.
En ese momento, Clara vio a Gea. Y Gea levantó la cabeza, mirando fijamente a Clara. V tragó saliva, esperando la reacción de Gea. No tuvo que esperar mucho, porque de un pestañeo a otro, se encontró delante de Gea, con ésta agarrándole fuertemente del brazo.
- Vaya, ¿nos hemos visto antes? Me resultas familiar –dijo Clara, avanzando un paso.
Gea negó frenéticamente con la cabeza y se ocultó más tras V.
- Tienes un aire a una amiga que hace siglos que no veo… oye, tranquila, no te voy a comer.
- No le gustan los extraños. Y aún menos si son mortales –dijo V-. Por favor, vete, que luego no hay manera de tranquilizarla.

……………………………………………………….
- ¿Por qué diablos he acabado aceptando?
- Te juré que no aparecería por ahí a menos que fuera necesario. Por si fuera poco, Gea se estaba poniendo peor y acabaste haciéndolo. Aunque yo creo que has caído a mis pies, como todos…
- ¡QUITA, BICHO!
Maldita sea, pensó M mientras ayudaba a levantarse a Clara después de un grito fuera de control, Sincara y V iban a pagárselas todas juntas. Suspiró de alivio cuando llegaron al portal de Clara, pero su alegría duró poco.
- Sube conmigo, por favor. Podría haber alguien en mi casa y… y…
- Que cuento tienes, bonita. En fin, tira, que se está haciendo tarde.
Al llegar al piso, una figura apoyada en la puerta puso en alerta a M.
- ¡Josh! ¿Qué hay? –dijo Clara.
M lo reconoció como el camarero rubio que había visto el día que conoció a Clara. No parecía de muy buen humor, por lo que decidió quedarse al margen.
- ¿Se puede saber dónde estabas, Clara? Llevaba dos días sin saber nada de ti. Me moría de preocupación.
- Ay, estaba por ahí con ella.
Tierra trágame, pensó M al notar la intensa mirada de odio que le dirigió Josh con sus escalofriantes ojos negros.
- M… Malena –consiguió tartamudear.
- Bueno, Josh, gracias por preocuparte, pero deberías irte ya. Es tarde y mañana trabajas –cortó Clara.
Josh soltó un taco y, gruñendo al pasar por al lado de M, bajó por las escaleras.
- No te preocupes por él. Aunque a veces parece mi madre no es mal chico. Eso sí, para tener solo veintiún años es un soso. Solamente deja de trabajar cuando le arrastro yo. Mira, estuve a punto de llevarle a tu concierto y me llamó loca, dejándome tirada.
- Pero… ¿No es un poco joven para ti? No sé, tampoco tengo tanta experiencia en esos temas mortales.
- Espera… ¿crees que es mi novio? –Clara se echó a reír. - Nada más lejos de la realidad. Es el hermano pequeño de la chica que tiene un aire a Gea. Hace unos dos años él necesitaba pasta y yo otro camarero… Así que le di trabajo. Que, por cierto, no te preocupes, a mí me van otras… cosas.
Al ver la sonrisa insinuante de Clara y sintiendo cómo apoyaba la mano en una zona “personal”, M murmuró una despedida y salió corriendo como una loca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario